2. LABRAR A CORDEL[1]: Humedales y Agroecosistemas de megadiversidad, vocación del Valle del río Cauca
- Andres Caicedo H.
- 7 oct 2024
- 4 Min. de lectura
En el marco que brinda la oportunidad de la COP16, para llegar a acuerdos internacionales y nacionales en distintos ámbitos, que faciliten el cumplimiento de los objetivos del Convenio sobre Diversidad Biológica, tratado jurídicamente vinculante, como son el aumento significativo de la biodiversidad, el uso sostenible y la distribución de beneficios, tenemos un caso ejemplar, que puede convertirse en un referente histórico para nuevas formas de afrontar la crisis ambiental, desde el aprovechamiento de las “ventajas comparativas” y la vocación de los ecosistemas nativos.
En este curioso y extenso valle interandino con promedio de 1000 msnm de altitud, se encuentra uno de los territorios con las mejores condiciones climáticas, edáficas, hidrológicas y ambientales del planeta en términos comparativos y competitivos para la agricultura. Sumado a ello, la infraestructura vial del valle del río Cauca es una de las mejores del país, y la cercanía al océano Pacífico amplía el espectro de cualquier proyección.
Así, uno de los principales tesoros para “negociar” el cumplimiento de las metas del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal (COP) en el corto, mediano y largo plazo, es la restauración del valle del río Cauca, en una riquísima despensa alimenticia, y en el marco de la producción sostenible y sustentable, alcanzar niveles y tipos de consumo interno y exportación, que estén a la altura de una región con la más alta agrobiodiversidad del planeta. Es muy claro que no es buena idea, ni buen negocio, seguir teniendo tantos monocultivos de caña, desaprovechándose una vocación superior en estas tierras.
Una medida ejemplar en el ámbito planetario, y que colocará la ecorregión del suroccidente Colombiano a la vanguardia del desarrollo sostenible y los beneficios de la cooperación internacional en relación con el incremento de la biodiversidad y su impacto en la sociedad actual, es el regreso de las fincas de árboles frutales, la restauración de parte del bosque seco tropical perdido y el re-diseño de una agricultura y una acuicultura biodiversa en los términos del cumplimiento de las metas de la COP16 en el Valle del Cauca. Esto es posible, por medio de acuerdos de cooperación internacional u otros, que permitan una transición con un favorable beneficio para todas las partes, incluidos los empresarios e instituciones cañeras y arrendatarios de tierras.

PETICIÓN REGIONAL:
30 % en RESTAURACIÓN Y USO AGROECOLÓGICO. Así es que, se debe iniciar de manera urgente, un proceso formal para el retorno de las fincas de árboles frutales (Taussign, 1979, 2014) y otros procesos de agriculturas para la vida y acuicultura en el valle del río Cauca, partiendo desde Cali. Con los conocimientos existentes en la actualidad, no es coherente técnica, social y económicamente, el continuar con los monocultivos de Caña. La zona plana rural de Cali y el área “metropolitana o agropolitana” (a 2025) y gradualmente mínimo el 30% de las áreas cultivables del Valle del río Cauca, deben transformarse en una despensa alimenticia agroecológica y acuática (a 2030). Los acuerdos de cooperación internacional y nacional para esta transición urgente hacia la vida y la biodiversidad, deben generar altos beneficios para todas las partes.
El reto implica rediseñar un sistema socio-agroecológico para el valle del río Cauca, donde además se incremente de manera significativa la población rural y campesina en estas áreas planas en restauración, producción alternativa y aumento sustancial de la biodiversidad terrestre y acuática.
30 % EN RESTAURACIÓN Y CONSERVACIÓN. Los bosques secos y los bosques secos inundables del antiguo valle del río Cauca, mínimo en todos y cada una de las rondas hídricas de los ríos y quebradas o en el 30 % del territorio total del Valle, deben recuperarse como corredores biológicos, que regulen la entropía de las áreas pobladas y los cultivos, y resguarden el misterio del matorral. Insumos ecológicos vitales para los procesos educativos, culturales, sociales, económicos y políticos.
La deuda ambiental con los ecosistemas acuáticos como ríos, quebradas y humedales, y con los bosques secos y los bosques secos inundables, es quizás nuestro principal pecado. Porque en el verde homogenizado de 240.000 hectáreas en monocultivos de caña y en 70.000 hectáreas de humedales desecados, espera el lugar de mil peces y mil semillas distintas, y el misterio de los zorros, las serpientes, las canoas, las nutrias y las estrellas.
Paz con la Naturaleza: En el marco de las metas de la COP de Biodiversidad, del Acuerdo de Escazú y de la Sentencia Río Cauca Sujeto de Derechos, tomar medidas urgentes que permitan la disminución de los monocultivos de caña y se propicie el aprovechamiento del valle del río Cauca, como uno de los agroecosistemas más biodiversos del planeta. Esta debe ser una tarea prioritaria y articulada entre los tres niveles de gobierno (municipal, departamental y nacional) para su negociación durante la COP16 y durante los próximos años.
Para lo anterior, solicitamos a la Alcaldía de Cali, a la Gobernación del Valle, al Ministerio de Ambiente, y a quienes corresponda, concertar, consensuar, formular e implementar El Plan Maestro Ambiental de Cali y el Plan Maestro Ambiental del valle del río Cauca, como un compromiso de articulación estratégica con el Gobierno Nacional y con los países miembros de la CP16 (estados y organizaciones), ante el compromiso ineludible y el cumplimiento ejemplar de las 23 Metas de Actuación del Marco Mundial de la Diversidad Biológica Kunming-Montreal a 2022-2030-2050 y la actualización del Plan de Acción Nacional de Biodiversidad y Cambio Climático.
NOTA: Como una medida urgente y de aplicación en plazo inmediato, se debe establecer el fin de las quemas en los monocultivos de caña. Esto en relación con nuestras obligaciones respecto a los indicadores nacionales de cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Además del impacto general de las quemas, en la actualidad cada quema de caña en el valle del río Cauca es un hecho dantesco, en el que, a sabiendas, se provoca la muerte de los últimos habitantes de la fauna silvestre del valle, otrora riquísima y superdiversa.
[1] Expresión tomada de Juan Chiles en Velasco, 2016.
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